La incierta posibilidad de llegar al destino final de su aventura; los peligros ciertos que saben que enfrentarán en su travesía; la acechanza de la muerte a lo largo de su camino; la certidumbre que si cruzan la última frontera nada ni nadie les garantiza la seguridad de un trabajo remunerado, de todo eso y de muchos terribles augurios más, son conscientes y las centenares y miles de hondureñas y hondureños que conforman las caravanas que salen de Honduras con rumbo norte.
Si nuestros/as paisanos/as saben todo eso, la pregunta obligada es, ¿Entonces, Por qué se van? Y la respuesta lógica es: QUE TIENEN LA SEGURIDAD QUE POR MUY MAL QUE LES VAYA A DONDE VAYAN, NO LES IRÁ PEOR QUE AQUÍ.
Eso lo sabemos todas y todos en Honduras, eso lo saben las y los guatemaltecos y, las y los mejicanos que les ven pasar por el patio de sus casas o que conmiserados les entregan un mendrugo para paliar su hambre; eso lo saben las y los ciudadanos del mundo que se enteran por los noticieros o por las redes sociales. Eso lo sabe, desde luego, el ilegal gobernante de Honduras, quien debería sentirse avergonzado, puesto que este éxodo es, la medida exacta del fracaso de su gestión como principal responsable del país.
ACI PARTICIPA ve con suma preocupación este interminable éxodo de compatriotas, sin importar si la caravana es grande o es chica, o si no se van en caravana porque lograron reunir para el pasaje. La forma es lo de menos. Lo grave es, que se van y se van huyendo de la miseria, de la injusticia, de la inseguridad, de la interminable agonía y angustiosa espera de una mejoría que nunca llega. Se van huyendo de un gobierno que no eligieron, el cual, en vez de garantizarle sus derechos humanos, se los viola diariamente.
El derecho humano al trabajo, establecido en nuestra Constitución en su artículo 127, según el cual el Estado debe garantizar el ejercicio de este derecho a sus ciudadanas y ciudadanos. No implica, desde luego, que el Estado está obligado a emplear a todos y a todas. Implica que el Estado a través de su gobierno, en el marco de la legislación interna y de los tratados internacionales, debe procurar las condiciones necesarias para la generación de fuentes de trabajo.
La falta de garantía o la insatisfacción del derecho al trabajo, tienen a dos tercios de la población hondureña en situación de pobreza y la está orillando a emigrar de manera desesperada. La insatisfacción del derecho al trabajo, lleva a la insatisfacción de otros derechos humanos fundamentales, como el derecho a la alimentación, el derecho a la educación, el derecho a la salud, el derecho a la vivienda, el derecho a la recreación y otros.
Derecho a la alimentación. Quien no tiene trabajo, no tiene ingresos y por lo tanto, carece de los medios para adquirir sus alimentos y de su familia. La falta de una adecuada alimentación afecta la salud familiar y las capacidades cerebrales de los menores para los aprendizajes, con impacto en sus rendimientos escolares.
Derecho a la Educación. Quien no tiene trabajo, no tiene ingresos y por lo tanto, carece de los medios para hacer frente a los gastos de la educación de sus hijas e hijos. Según la Constitución la educación es gratuita, pero en la realidad madres y padres tienen que cubrir los gastos que tener hijos en la escuela conlleva. Miles de niñas y niños no van a la escuela porque sus padres no tienen los recursos indispensables para garantizar su asistencia.
Derecho a la Salud. Quien no tiene trabajo, no tiene ingresos y por lo tanto, carece de los medios para hacer frente a los gastos necesarios para atender su salud y la de su familia. Los centros públicos de atención médica carecen de medicamentos, pues los recursos del pueblo han sido utilizados para comprar armas, bombas lacrimógenas, un avión Presidencial, carros blindados para proteger a funcionarios corruptos, un millonario yate y mil cosas más, “fundamentales el bienestar y la felicidad del pueblo hondureño”. Quien no tiene trabajo no tiene derecho a la salud, pues no tiene como pagarla.
Derecho a un Techo Digno. Quien no tiene trabajo, no tiene ingresos y por lo tanto, carece de los medios para adquirir una vivienda para su familia, o la capacidad de endeudamiento para adquirirla de forma financiada
Derecho a la Familia. Quien no tiene trabajo, no tiene ingresos y por lo tanto, carece de los medios para mantener a su familia, viéndose obligado u obligada a emigrar, negándole así a sus hijas e hijos y a su pareja, el derecho a una familia integrada.
El país se está vaciando. Solo están quedando adultos mayores cuidando nietas y nietos que mañana seguirán los pasos de sus madres, padres y hermanas/os. Está huyendo el futuro de Honduras, las niñas, los niños, jóvenes y adultos menores de cuarenta años. La fuerza de trabajo productivo que necesita el país. Se está marchando el talento, la inteligencia y la creatividad que se pondrá al servicio de quien les dé cobijo.
Basta ya de campañas oficiales pagadas con los dineros del pueblo para disuadir a quienes huyen y necesitan huir de aquí. ¿A quién pretende engañar el gobierno y sus voceros tarifados, que las caravanas de migrantes hondureños son producto de embaucadores que les ha convencido para emigrar? NO, a ellas y a ellos no los convenció ningún organizador de caravanas. Los convenció la terrible realidad construida por los gobernantes hondureños, en especial los últimos después del golpe de Estado.
El éxodo no se detiene encarcelando supuestos coyotes o militarizando los puntos fronterizos. Se detiene ofreciendo oportunidades de trabajo, de estudios, de apoyo al emprendedurismo y a la creatividad. Se detiene garantizando la justicia y la seguridad de la población. Se detiene erradicando la corrupción y poniendo fin a la impunidad, llevando a los tribunales y tras las rejas a corruptas y corruptos y recuperando lo robado. El éxodo se detiene con el respeto de los derechos humanos.
Asociación para una Ciudadanía Participativa, ACI Participa
24 de enero, 2020